Reducir la brecha de consumo entre pobres y ricos es obviamente una prioridad internacional. También existe un consenso generalizado respecto a que es necesario que los países en desarrollo no sigan el mismo camino que los países del Norte. Existe una oportunidad real para que los países en desarrollo adopten patrones positivos para el ambiente y que ayuden a corregir sus niveles de pobreza.
La Directora de la DTIE, Jacqueline Aloisi de Larderel, señaló en la reunión sobre oportunidades empresariales en Berlín:Tanto los países en vías de desarrollo como las industrias vieron con escepticismo el programa sobre consumo sostenible... Pero para los países en desarrollo, el consumo sostenible no significa no consumir. Significa, de hecho, lo contrario, pero básicamente dar un gran salto. Significa alcanzar una mejorcalidad de vida para todos; significa compartir entre ricos y pobres... Las empresas temen perder sus mercados, cuando en realidad el crecimiento sostenible representará nuevas oportunidades de negocio. El uso de herramientas como el establecimiento de ciclos de vida y las etiquetas ecológicas deberán ayudar a identificar tales oportunidades. (PNUMA, 2001)
La buena noticia en esta situación es que PNUMA reporta que han sido positivos los esfuerzos realizados para contener los impactos ambientales del crecimiento y los nuevos patrones de consumo. Primero, el crecimiento en el uso de recursos materiales ha disminuido como resultado de los cambios en la demanda de menos productos que requieren materiales, tales como los servicios. Las innovaciones tecnológicas han llevado a una mayor eficiencia en el uso de la energía y los materiales. Se ha incrementado el reciclaje para muchas materias primas, y los materiales pesados han sido reemplazados cada vez más por materiales ligeros. La demanda mundial de metales y minerales se elevó 12% entre 1961 y 1990, pero la tasa de crecimiento se ha reducido, de 6% en la década de los sesenta a 2% en la década de los noventa. El uso de materiales ha tenido un crecimiento más lento que la economía global, por lo que ha habido una desmaterialización. El uso per capita de acero, madera, e incluso cobre, por ejemplo, se ha estabilizado e incluso se ha reducido en países de la OCDE (PNUMA, 1998: 58).
Por otro lado, las emisiones se han controlado mediante leyes estrictas e incentivos. El cambio a tecnologías más limpias y el cambio de combustibles sólidos con altos niveles de sulfuro por petróleo o gas natural han llevado a reducciones considerables en las emisiones de sulfuro. La contaminación provocada por la fabricación de papel y pulpa se han reducido en grandes molinos con la aparición de procesos de blanqueado sin cloro y la estricta vigilancia ambiental.
Estas tendencias son prometedoras, pero aún falta mucho por hacer. Si las tendencias actuales en patrones de consumo continúan como hasta ahora, se incrementará la contaminación ambiental en todo el mundo y se acelerará la degradación de los recursos no renovables de la Tierra.
CONSUMO SOSTENIBLE EN LATINOAMÉRICA Y EL CARIBE 17
Durante los próximos 50 años, la economía global necesita responder a los cambios en los límites internos de sostenibilidad (inequidad) y en los límites externos de sostenibilidad (estrés ambiental). Será necesario ajustarse a un patrón diferente de crecimiento en el consumo, para lograr mejores niveles de consumo y un mejor desarrollo humano en los países pobres, además de una mejor distribución de la riqueza dentro de todos los países, pero más importante que nada, buscar una mejor calidad de vida para TODOS.Consumo Ciudadano
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