miércoles, 28 de julio de 2010

El consumismo impide la solidaridad

Según hemos ido avanzando a lo largo del trabajo nos hemos ido dado cuenta de que el consumismo, en cierto modo, impide la solidaridad. Cuando vemos en la televisión anuncios de asociaciones, como el de Anesvad o alguno de esos, muchas veces nos sentimos un poco culpables por no estar ayudando a quien lo necesita pero nos excusamos diciendo o pensando cosas como: “yo no doy porque no tengo, si ni siquiera llego a fin de mes”.
Pero eso no es verdad, al menos en la mayoría de la gente, ya que consumimos muchas veces sin necesidad, y si solo consumiéramos lo necesario, o incluso nos diéramos algunos caprichos, ala mayoría de la gente le sobraría mucho dinero para dar a los demás. Esto quiere decir que somos egoístas por naturaleza y que preferimos seguir consumiendo abusivamente a ayudar a los que lo necesitan, así que no vale lo de “es que si doy no me llega” porque en la mayoría de los casos no es verdad. La verdad es que preferimos un producto de marca conocida que de marca desconocida, uno que salga anunciado en la televisión a otro que no salga, preferimos seguir yendo de compras solo por el placer de comprar, y derrochando en Navidad aunque con esto estemos dejando morir a miles de personas.
 La conclusión de nuestro grupo es que el consumismo en nuestra sociedad ha llegado a un punto en el que todos nos estamos volviendo tan ciegos ante la posibilidad de tener más que no vemos los problemas que esto trae consigo. No vemos que por elegir unas zapatillas u otras puede morir o salvarse una persona. No vemos que hay cosas mucho más importantes que los objetos, ya que hay gente que trabaja innumerables horas sólo por ganar dinero para poder consumir más y más. No vemos lo egoístas que somos. Y no nos damos cuenta que la manera de consumir que tenemos va a llegar a un punto en el que ni siquiera lo podamos controlar.
Consumo Ciudadano

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